Nuevas tecnologías para educar
mejor
(9 de mayo de 2012) El mundo
Entre anunciados recortes, cambios de sistema y
nuevas legislaciones, la calidad de la educación en España sigue poniéndose
en entredicho. Son varios los expertos que abogan por las bondades
que pueden ofrecer las nuevas tecnologías, siempre que se usen
adecuadamente.
"La
tecnología por sí misma no es la solución", indica Richard
Gerver a ELMUNDO.ES. "Primero, hay que cambiar la forma de pensar,
perder el miedo a transformarse para poder aprovechar sus beneficios",
añade este experto británico, considerado uno de los principales pensadores
sobre educación de todo el mundo.
En
contra de lo que podría pensarse, la falta de medios no parece ser el
principal lastre de la educación. Es verdad que no todas las
escuelas o universidades pueden permitirse tener un iPad en clase, pero
también es cierto que cada vez son más las aulas españolas que están
informatizadas con ordenadores o incluso con tabletas.
"En
los centros públicos se lanzó lo que se conoce como 'Escuela
2.0'que, entre otros, estableció la presencia de un
netbook por estudiante. Sin embargo, los profesores no recibieron mucha
formación y no se ha sacado todo el jugo", explica Meritxell Viñas,
experta en las TIC aplicadas a la Educación y escritora del blog de TotemGuard, una
empresa que trabaja para acercar la tecnología a los colegios españoles.
Como
ella misma apunta, esta falta de formación específica de los
educadores suele marcar la diferencia con los colegios privados. No es tanto
el nivel de presencia tecnológica, que obviamente suele ser más alto en los
centros de pago, sino el 'reciclaje' al que se someten los maestros.
"Ninguna herramienta es la clave sino el uso que hagas de ésta".
Pero,
los cambios de mentalidad nunca se antojan sencillos. "Los profesores
tienen que admitir que los alumnos, en algunos casos, saben más que
ellos y deben aprender a trabajar juntos", añade Viñas. Sin embargo,
como matiza Richard Gerver, "muchos tienen miedo al cambio y no creen en
los jóvenes. Prefieren controlarlos y no dejarlos crear". Precisamente
esto "es lo que lleva a muchos gobiernos a usar la educación como si
fuera algo político. No confían en la sociedad y creen que tienen que
controlarlo todo".
No reinventar lo mismo
Otra
de las claves de la educación del futuro pasa por implantar un modelo algo
más 'liberal'. "La educación, tal y como sigue siendo en muchos países, sigue
el modelo de la Revolución Industrial. Te educan para formar parte de un
engranaje pero ahora lo que se necesita son pequeñas ideas, fomentar que los
jóvenes sean más aventureros, que emprendan porque ya no hay seguridad en los
modelos antiguos".
Se
debe fomentar el emprendimiento pero también, agrega Gerver, la inteligencia
emocional, la curiosidad, el interés por los retos y por el trabajo
colaborativo. "Hay que apostar por una educación más activa y
más interactiva", matiza.
Conscientes
de que no todo es comprar y comprar tecnología, sino también fomentar un uso
inteligente de la misma, los expertos no dudan en destacar los potenciales
beneficios educativos de los dispositivos de última generación.
En
este sentido, además de los ordenadores, Viñas destaca las bondades de las
tabletas: "Lo más interesante es que funcionan con alumnos de 18 meses
hasta con estudiantes de Medicina". Y son eficaces porque encajan
con la mentalidad digital de ahora, con la mayor dinamicidad del aprendizaje
y, sobre todo, porque resultan atractivas y divertidas. Con los niños, por
ejemplo, funcionan mejor los libros
digitales que los tradicionales.
"El
aula tradicional, sin ordenadores, era un lugar solitario, en el que el
profesor te mandaba callar todo el rato. Ahora se trata de propiciar la
humanidad, la interacción y los sentidos", recalca Gerver. De hecho,
muchas 'apps' para dispositivos inteligentes intentan explotar estos ejes
básicos y llegan a los estudiantes de todas las edades (aplicaciones para
aprender química, álgebra, dibujo,
etc.).
Más allá de las cuatro paredes
La
portabilidad de los dispositivos, así como la utilidad de las aplicaciones,
motiva también que la clase se extienda fuera de las cuatro paredes. Ahora se
puede hablar con los profesores o los alumnos por Internet, o acceder a los
apuntes, que pueden estar 'colgados
en la nube', o a los ejercicios dispuestos en una página web o
en un blog.
Lejos
de la idea de sentarse y aislarse delante de un ordenador, la nueva educación
propicia la colaboración, el trabajo en grupo y la socialización. Pero para
que esto sea así el contacto humano, no solamente vía digital, se torna
esencial. Como en todo, la clave reside en el equilibrio.
Junto
con este riesgo, Viñas apunta otros que hay que tener en cuenta: los alumnos
suelen perder muy rápido la paciencia, "ya que están acostumbrados a la
inmediatez de las tecnologías"; a veces hay problemas de copyright,
"piensan que el contenido que encuentran en Internet es de todos y no
hace falta citarlo"; y no se contrasta la veracidad de las fuentes
consultadas, "creen que todo lo que leen, por ejemplo, en Wikipedia, es
cierto".
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REFLEXIÓN
Es cierto que a veces los alumnos saben más que los
profesores en alumnos aspectos, como por ejemplo en las nuevas tecnologías. Los
profesores que llevan años ejerciendo la profesión si no se han puesto al día
con las nuevas tecnologías tendrán graves carencias. Por eso creo que se
deberían de hacer cursos para enseñar a estos profesores a tener más vínculo
con ellas, puesto que las tecnologías ya forman parte de nuestras vidas y por
mucho que queramos huir de ellas tendremos que enfrentarnos a ellas tarde o
temprano.
Las nuevas tecnologías son muy adecuadas para el desarrollo
del niño, es una forma más amena de aprender y desarrollar sus capacidades. Con
respecto a los niños, las nuevas tecnologías les ayudan a aprender con mayor
rapidez y más entusiasmo, a un niño siempre le va a gustar más escribir en una
pizarra digital que en una pizarra normal. Con esto no quiero decir que la
enseñanza tradicional no sea buena, sólo pienso que para algunas cosas sirve de
gran ayuda las nuevas tecnologías para el niño, pero en otras siempre me
quedaré con el modelo tradicional.
Me
gustaría terminar con esta frase “Tal vez estas tecnologías son buenas pero en
su justa medida, hay que saber cómo, cuándo y dónde utilizarlas”.